lunes, 2 de abril de 2018

¿Estamos innovando en sentido negativo?

Nada más empezar 2018 me llamó la atención el siguiente estudio de María Gil, José Manuel Cordero y Víctor Cristóbal aparecido en el nº 379 de la Revista de Educación:
Las estrategias docentes y los resultados en PISA 2015

En la investigación se analizan diferentes estrategias docentes utilizadas por los profesores y en qué medida éstas pueden contribuir a la mejora del rendimiento educativo de sus estudiantes.  El análisis empírico está referido al caso español y se basa en los datos proporcionados por la base de datos PISA 2015, que por primera vez incluye un cuestionario dirigido a los profesores y en el que estos proporcionan información sobre las actividades desarrolladas en el aula.  Los resultados obtenidos ponen de manifiesto que la aplicación de estrategias docentes tradicionales, en las que los profesores adoptan un papel protagonista como conductores de las actividades que tienen lugar dentro del aula, contribuye a mejorar significativamente el rendimiento educativo, mientras que el uso de estrategias innovadoras con las que se pretende implicar en mayor medida al estudiante, promover el uso de las tecnologías de la información y estimular el pensamiento crítico, no tienen una incidencia significativa e, incluso en algunos casos, pueden hacer que los resultados sean peores.

¿Podría ser que los profesores innovadores, los que realizan grandes esfuerzos en actualizarse y en utilizar las prácticas más novedosas con sus alumnos, estuvieran consiguiendo el efecto contrario al que buscaban?  Como dicen en las conclusiones del estudio, estos resultados deben ser analizados con cautela y sería deseable disponer de investigaciones con mejores condiciones experimentales.

En febrero conocí esta otra investigación publicada en 2015, en la que se han usado datos de más de 56000 alumnos, que sugiere que el enfoque constructivista (aprendizaje basado en problemas, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje por descubrimiento...) tiene un impacto negativo en los estudiantes, sobre todo en aquellos que viven en familias de bajo nivel educativo:
Student-centered instruction and academic achievement: linking mechanisms of educational inequality to schools’ instructional strategy

Impresiona el número, 56000 alumnos.  De nuevo aparece la misma conclusión: hay un tipo de prácticas que tienen un impacto negativo en los estudiantes a pesar de las buenas intenciones de los profesores.  Ojalá tuviera el tiempo y los conocimientos necesarios para analizar esta investigación y muchas otras.

Métodologías «activas», enfoques centrados en el alumno, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje por descubrimiento...  ¿Os suenan?  ¿Son estos los enfoques preferidos por los profesores «innovadores»?  ¿Estoy cometiendo falacia de evidencia incompleta o cherry picking porque existen estudios que apuntan justo a lo contrario?  ¿Cuáles?

¿Deberían sorprendernos estos resultados negativos?  Desde el ámbito de la psicología del aprendizaje las evidencias reunidas en torno a los métodos centrados en el alumno frente a los métodos de instrucción directa poseen bastante consenso: en general es más eficaz la enseñanza directa.  Se explica muy bien en este artículo de Paul A. Kirschner, John Sweller y Richard E. Clark y traducido por Albert Reverter:
Crítica al constructivismo (1) | El Mcguffin educativo

Como podéis leer en el artículo, estas evidencias se apoyan en la teoría de la carga cognitiva, que tiene en cuenta cómo el cerebro humano aprende y utiliza el conocimiento.  Esta teoría sí está respaldada por una robusta evidencia.  Sobre ella aquí tenéis un elaborado y cuidado manual para docentes realizado por el departamento de educación del gobierno de Australia (Centre for Education Statistics and Evaluation, 2017).  Ha sido traducido por Javier Álamo Taravillo:
La teoría de la carga cognitiva | Evidencia en la escuela

Entonces, si nos preocupa saber qué es mejor para nuestros alumnos, ¿cuál es el camino?  En mi opinión, la educación basada en la evidencia, es decir, la práctica docente basada en las mejores pruebas disponibles.  Aquí lo desarrolla muy bien Ben Goldacre en este documento traducido también por Albert Reverter:
La pedagogía basada en evidencias según Ben Goldacre | El Mcguffin educativo

Así que cuando llegue a vuestros oídos una nueva metodología educativa, ¿por qué no preguntáis por los estudios en que se basa?  Mejor aún, ¿por qué no buscamos aquellas estrategias que sí están basadas en la evidencia y las ponemos de moda?  Los médicos lo consiguieron y ya está fuera de toda duda el valor de tener una medicina basada en la evidencia.  Lo que yo no sabía es que su origen es bastante reciente: durante los años 80 y 90 del siglo pasado:
Evidence-Based Medicine—An Oral History

La educación basada en la evidencia es poco conocida todavía en nuestro país, pero empiezan a surgir algunas voces en torno a ella.  Aquí dejo algunos enlaces más.  ¿Os unís al cambio?